Alberta, Canadá. – (Agencias) La pesadilla se cumplió. Jayme Erickson, una paramédica canadiense, respondió a una llamada del 911 sobre un accidente. Al llegar, se dirigió a una de las víctimas que se encontraba gravemente herida. Pasó 20 minutos aplicándole todo su conocimiento tratando de salvarla. En ese momento la paramédica no se dio cuenta que la víctima que trataba de salvar era su propia hija de 17 años. No la había reconocido por la gravedad de las heridas.
Debido a las heridas, la hija murió días después. Erickson escribió, documentando los detalles de la colisión del 15 de noviembre que mató a su única hija, « mi peor pesadilla como paramédico se ha hecho realidad». Erickson fue la primera en llegar como paramédica a la escena de un grave accidente automovilístico en la zona rural de Airdrie, en Alberta, Canadá.
Ella y su compañero encontraron a dos adolescentes, que manejaban de regreso a su casa después de pasear a los perros, muy lastimados después de que su vehículo había chocado con un camión. El pasajero, una adolescente, había quedado atrapada entre los hierros retorcidos del vehículo. Los bomberos tuvieron que sacarla.
Mientras los bomberos trataban de sacarla, Erickson permanecía dentro del vehículo a un lado de la pasajera, durante 20 minutos, luchando por su vida mantenía abiertas las vías respiratorias y haciendo, como dijo después, “todo lo que pude”.
Tras trasladar a la pasajera al Centro Médico Foothills de Calgary a través de una ambulancia aérea, Erickson regreso a su base. Tras terminar su turno, regresó a su casa. Pasados unos minutos, tocaron el timbre. Era la policía. Le informaron que su hija Montana había tenido un accidente.
«Al entrar en la habitación, para su horror, encontró a la chica con la que se había sentado en la parte trasera del vehículo desmoronado, manteniéndose viva … era la propia hija de Jayme. Jayme, sin saberlo, estaba manteniendo viva a su propia hija», declaró su compañero paramédico Richard Reed en una conferencia de prensa el martes.
Montana murió el 18 de noviembre pasado, después de que los médicos le dijeron a Erickson que las “heridas no le permitían continuar con vida”. De acuerdo con los medios locales, el conductor del automóvil y el pasajero del camión lograron sobrevivir. Una investigación sobre el accidente está en curso, dijo la Real Policía Montada de Canadá.
«El dolor que siento es como ningún dolor que haya sentido, es indescriptible», escribió Erickson. «El paciente gravemente herido que acababa de atender, era de mi propia carne y sangre. Mi única hija. Mi mini-yo».
Erickson escribió en las redes sociales que, aunque estaba «agradecida» por 17 años con su hija, no pudo evitar preguntarse: «¿En qué te habrías convertido, mi niña? ¿Quién habrías sido?»
«La historia traumática de Jayme está afectando a los socorristas en todo el país», dijo la paramédica Deana Davison. «Saca a la luz una vez más que esta horrible pesadilla podría sucedernos a cualquiera de nosotros».
