Opinión

MÁRTIRES DE CHICAGO, GALLARDIA y CONVICCIÓN.


Adolph Fisher, tenia 30 años, fue sentenciado a morir ahorcado. Con la gallardía y convicción de un luchador social, expresó estas palabras : “ No hablaré mucho, solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponéis, porque no he cometido crimen alguno, pero si yo he de ser ahorcado por profesar mis ideas y mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces, no tengo nada que objetar.”

El 1 de Mayo, es un día feriado en todos los países del mundo, con excepción de Estados Unidos y Canadá, donde se celebra el primer lunes de septiembre. Se le denomina “Día Internacional de los Trabajadores “. Espacio temporal para brindar homenaje a los Mártires de Chicago y para reivindicar la lucha de los trabajadores en pro de mejoras salariales y prestacionales que repercutan en una mejor calidad de vida.

Los Mártires de Chicago dejaron huellas imborrables en la historia de la humanidad, dieron luz a los trabajadores de todas las generaciones venideras, mostrando el camino para luchar por la dignidad, por la libertad, por la justicia. Cómo no dejar huella con esa actitud gallarda con que encaraba Adolph Fisher a la vida y a la muerte.

Iniciaba el mes de mayo de 1886, en una población de los Estados Unidos de Norteamérica, cuando un grupo de trabajadores llevaba a cabo una huelga, haciendo énfasis en reducir el horario laboral a 8 horas, pues era de 12 , incluso en algunos lugares, de 16 horas.

El 4 de mayo marchaban por las calles, con la firme convicción de que su lucha se sustentaba en la razón. Caminaban agrupados, con hambre de triunfo , con sed de justicia. La calma era aparente, oradores vertían sus discursos. De pronto, aparecen policías, tratando de disuadir la manifestación. Se escucha la detonación de una bomba, el caos impera, caen muertos algunos policías. A este hecho histórico, se le conoce como “ La Revuelta de Haymarket”. Jamás se demostró quién detonó la bomba, pero el Gobierno aprovechó la coyuntura para culpar a algunos trabajadores y castigarlos severamente para dejar un precedente y evitar futuras manifestaciones.

Cinco hombres fueron sentenciados a la horca y tres a prisio’n. A estos ocho trabajadores se les conoce como Los Mártires de Chicago. George Engel, Adolph Fisher, Louis Lingg, Michael Schward, Samuel Fielden, Albert Parsons, August Spies y Oscar Neebe.

Se dice que se conformó un Jurado a modo, para juzgarlos, integrado por personajes que no querían a los proletariados, a los obreros. 

José Martí, uno de los grandes intelectuales cubanos, estuvo presente en la ejecución, en el ahorcamiento de los trabajadores, pues era corresponsal de un periódico de Argentina. Con un estilo extraordinario, poético, nítido, describe el momento de la horca, lo plasma magistralmente, como si fuese una fotografía de ese hecho eternamente histórico, te traslada a ese escenario, aquí lo presento de manera textual:

“Salen de sus celdas, se dan la mano, sonríen, les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecumenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentados en hileras de sillas delante del cadalso , como en un teatro. Firmeza en el rostro de Fisher , plegaria en el de Spies, orgullo en el de Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha. Spies grita : La voz que vas a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora “.
Les bajan la capucha, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuerpos caen y se balancean en una danza espantable”

Al matarlos, pensaron ilusamente que con ello callarían sus voces para siempre, cuánta razón tenía Spies en las últimas palabras que alcanzó a decir. Quién diría que sus gritos de justicia, de libertad, de dignidad para los trabajadores se escucharían más y más fuerte , haciendo eco en cada lugar donde haya un obrero, en cada lugar donde se encuentre un trabajador, en cada espacio en que se busque con ahínco el oro ideológico del ser humano: la justicia.

Aún hay mucho por hacer en favor de los obreros, de los trabajadores de la educación, de los trabajadores de la salud y de mas gremios.

Todavía se escucha el eco de sus voces…