Kabul, Afganistán. – (Agencias) De acuerdo con el diario The New York Times, una serie de misteriosos asesinatos selectivos recorren Afganistán, sin que hasta la fecha nadie reclame su autoría.
Un fiscal militar, que creía que defender la ley era un alto honor; un médico, que fue inspiración de su familia para estudiar medicina; una periodista,, que quería llevar al gobierno a presentar cuentas, y, una activista de derechos humanos, que luchaba contra la pobreza de su provincia natal, todos fueron asesinados durante el invierno afgano.
El terror se ha ido extendiendo en las calles de Kabul, la capital, y ha llegado hasta las provincias al interior del país.
El frecuente eco de disparos y explosiones en la obscuridad de la noche es un recordatorio para todos de que una generación de afganos está siendo exterminada metódicamente.
El Ministerio del Interior de Afganistán no ha informado sobre el numero exacto de asesinatos durante el año pasado. Pero, el New York Times logró documentar la muerte de al menos 136 civiles y 168 miembros de las fuerzas de seguridad.
Otras fuentes de los asesinatos
Aunque detrás de la mayoría de los asesinatos se cree están los talibanes, existen otras fuente que no se relaciona con ellos.
Los ataques dirigidos contra funcionarios, personajes de los medios de comunicación, activistas de derechos humanos y miembros activos y excombatientes de las fuerzas armadas afganas, representan un cambió a objetivos de alto nivel por parte de los talibanes y otros grupos que operan en el país.
Los asesinatos reflejan lo que aún queda sin resolver de una guerra que duro casi dos décadas, mientras se retiran los estadounidenses. Lo que empieza a hacer realidad los temores de más violencia y caos.
Los funcionarios, y algunos analistas, sugieren que los talibanes han sumado los asesinatos a los ataques a puesto del ejército regular afgano, para presionar las negociaciones en el marco del acuerdo del fin de las hostilidades entre Estados Unidos y el Talibán.
Sin embargo, para algunos funcionarios los asesinatos provienen de otra fuente: las facciones políticas afganas.
La próxima fase de las negociaciones, que se celebrarán de nuevo el martes, se centrará en consolidar la agenda con el objetivo final de crear una hoja de ruta política para un futuro gobierno. Lo que pone en perspectiva el regreso de los talibanes al poder.
De ahí que, el propósito de los asesinatos sea aterrorizar a la gente para que se someta a los resultados de las negociaciones, ya sea un acuerdo de paz con los talibanes en el gobierno o la guerra civil.
El recorrido de la muerte sobre la sociedad
De acuerdo con el New York Times, en la primera mitad del año, los asesinatos se dirigieron principalmente académicos religiosos y civiles que se encontraban en el exterior.
Después siguieron las ciudades, dejando un rastro de jueces, fiscales, activistas de las sociedad civil y periodistas en el camino del derramamiento de sangre.
A veces las víctimas recibían amenazas para presionarlas a que dejaran de trabajar; otras veces, no hubo ninguna advertencia antes de que fueran asesinados, de acuerdo con los testimonios de algunos de los miembros de las familias.
El Ministerio del Interior ha aconsejado a las organizaciones de noticias que armen o protejan mejor a su personal o cierren sus puertas.
Ante la amenaza, muchos periodistas afganos han tenido que huir del país y las organizaciones de periodistas han convocado a un boicot contra el gobierno durante tres días, como protestas por el asesinato del gerente de una estación de radio, en la provincia de Ghor, el día de Año Nuevo.
Ahmad Zia Saraj, jefe de la Dirección Nacional de Seguridad de Afganistán, dijo recientemente al Parlamento que su agencia había detenido a 270 miembros talibanes que formaban parte de una unidad especial llamada Obaida Karwan que ha sido vinculada a los asesinatos.
Los otros grupos
Aun así, el grupo sigue negando las acusaciones de su participación.
Zabihullah Maujahid, portavoz de los talibanes, dijo que “los empleados civiles del gobierno, las instituciones civiles, las organizaciones civiles y los activistas de la sociedad civil y las personas independientes nunca estuvieron en nuestra lista de objetivos. Nuestros muyahidines no están involucrados en su asesinato».
«Hemos condenado estos asesinatos y rechazamos cualquier participación en estos asesinatos».
Algunos afganos apuntan con el dedo a facciones vinculadas al gobierno que también podrían beneficiarse de los asesinatos dirigidos, junto con la filial del Estado Islámico (ISIS) que opera en el país.
«Los traficantes de drogas, los invasores de tierras, los funcionarios corruptos y los que están en contra de los planes de reforma del gobierno también están detrás de estos ataques», dijo Dawlat Waziri, un exanalista general y militar afgano.
«Quieren que las conversaciones de paz se derrumben e incluso apoyen una guerra civil, porque cuanto más caos y guerra en este país, más se beneficiarán».
