Washington, D.C. – (Agencias) Murió Michael Collins, el astronauta que circundó la luna sólo, mientras sus dos compañeros se volvían famosos y alunizaban.
Un 20 de julio de 1969, ocho años después de que John F. Kennedy se comprometiera a llevar a un hombre a la Luna y regresarlo sano y salvo, Michael Collins tripuló solo el módulo de mando Columbia.
Se encontraba flotando sobre lo que llamaría más tarde “el pozo de melocotón marchitado y sellado por el Sol”.
El Módulo lunar, donde viajaban sus compañeros Neil Armstrong y Edwin “Buzz” Aldrin, había acelerado lejos de la nave central para cumplir con la promesa de Kennedy.
“Ustedes, gatos, tómenla con calma”, dijo Collins a sus compañeros en ese momento.
Mientras Armstrong y Aldrin daban el gran salto de la humanidad, en palabras del propio Armstrong, Collins sobrevolaba solo la luna, revisando las 117 páginas para cualquier contingencia que había preparado.
Se encontraba a miles de kilómetros de la Tierra, más lejos de lo que cualquier viajero había ido por su cuenta, sin comunicación por radio con el resto de la humanidad.
El Lado Obscuro de la Luna cortó toda comunicación y visión gran parte de su viaje. “No había habido una soledad humana conocida desde Adán”, dijo en ese momento Douglas Ward, oficial de comunicación pública de la NASA.
De acuerdo con The Washington Post, Collins nunca se quiso comparar con este personaje bíblico, pero admitió haberse quedado petrificado.
En ningún vuelo, en sus diecisiete años como piloto de combate, piloto de pruebas y astronauta, le había preocupado tanto como el viaje de 3 horas y media del módulo lunar para reunirse con el módulo de mando del Apolo 11.
Tres semanas después de su gira triunfal, en Los Ángeles, fueron galardonados con la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil del país.
“Su contribución a esta gran empresa», decía la cita en la medalla de cada hombre, «será recordada mientras los hombres se pregunten y sueñen y busquen la verdad en este planeta y entre las estrellas».
Sin embargo, Collins nunca recibió el reconocimiento universal de Armstrong y Aldrin.
Collins, se convirtió en un elocuente defensor de la exploración espacial en sus muchos libros y como director fundador del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Smithsoniano en Washington.
Entre muchos honores, Collins fue incluido en el Salón de la Fama de los Astronautas de los Estados Unidos y el Salón de la Fama Internacional. Recibió la Medalla de Oro del Congreso. Se retiró de la Reserva de la Fuerza Aérea en 1982 con el grado de general de división.
Nació en Roma, Italia, el 31 de octubre de 1930 en el seno de una familia militar de tradición. Su padre, el mayor General del Ejército James Lawton Collins, sirvió como ayudante de campo del General John J. Pershing, comandante de las Fuerzas Expedicionarias de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.
Después de dejar la NASA, Collins declaró al New York Times, que estaba decidido a «evitar que el resto de mi vida fuera un anticlimax».
Pasó un año como subsecretario de asuntos públicos en el Departamento de Estado. Posteriormente, fue nombrado director fundador del Museo Nacional del Aire y el Espacio, supervisando su apertura a tiempo para las festividades del bicentenario de la nación.
A finales de la década de 1970, fue subsecretario del Instituto Smithsoniano antes de pasar a la dirección de una empresa aeroespacial y de defensa privada. Más tarde dirigió una consultora aeroespacial.
Collins vivía en Marco Island, Florida, según su hija, Ann Starr, donde ella y su hermana lo habían cuidado durante el último año y medio. Tenía cáncer y murió, a los 90 años, en un hospital en Naples, Florida.