Madrid, España – (Agencias) El domingo en Madrid, unas trecientas personas protestaron contra la presencia de Juan Carlos I y la impunidad del rey emérito, de acuerdo con la información de la Delegación del Gobierno. La manifestación se produce en medio de la polémica visita del emérito a España, la primera después de huir bajo cargos de corrupción. La protesta se realizó en medio de gritos de “¡Borbón a prisión, por corrupto y ladrón!”.
La recepción a Juan Carlos I entre aplausos y vivas al rey, sin haber respondido por los comportamientos ilegales denunciados y acreditados por la fiscalía, han causado indignación. Los delitos no fueron perseguidos por, entre otras cosas, cuestiones de inviolabilidad que gozó el exmonarca hasta junio de 2014, o la prescripción de algunos hechos.
«Los monárquicos tendrían que ser los primeros indignados con esta actitud que ha tenido el emérito«, apuntaba una de las manifestantes.
«Lleva cuarenta años robando, dilapidando el dinero de todos los españoles y que encima se le aplauda, es una vergüenza», destacaba Emilio Grande, jubilado y miembro de la Coordinadora de Pensionistas.
«Está ocupando titulares de que vuelve, que viene a una regata, que se sube en el Bribón, que baja, que se va de festines y sin dar explicaciones y que haya gente que diga que no tiene por qué darlas porque es inviolable. No, señores y señoras. Aquí, si es verdad que la gente dice que todos los españoles somos iguales ante la ley, que se demuestre. No puede ser que queden acreditados más de diez delitos que se han cometido y aquí no suceda nada», señalaba Vanessa Lillo, diputada de Podemos en la Asamblea de la Comunidad de Madrid.
Mientras tanto, en Sanxenxo, en Galicia, lugar donde fue recibido, Juan Carlos I continuaba gozando del viaje. Este día, el exmonarca aprovecho para disfrutar de nuevo de su pasión por la vela, rodeado de amigos y de un sequito de prensa que sigue ávida de la primera visita del emérito.
Juan Carlos I, que viajará el lunes a Madrid para reunirse con su familia en el palacio de la Zarzuela, casi dos años después de si escape a Abu Dabi, dijo el domingo ante las preguntas de la prensa que espera del encuentro “muchos abrazos”, pues tiene “muchas ganas e ver a la familia”.
Por la mañana, el exmonarca rehusó responder a preguntas de la prensa, sin embargo, fue más explícito al regresar de la regata en la que había participado en Sanxenxo. En la mañana, de tono molesto, se dirigió a los periodistas y les dijo: “Pregunta, pregunta tu”, para en seguida de forma cortante contestar: “yo estoy aquí, en Sanxenxo”, y dar por terminado con un gesto con la mano.
De acuerdo con información de la prensa española, la presencia de Juan Carlos I en España y la reacción que ha causado su estancia en la opinión pública y en los medios de comunicación, ha provocado cierta incomodidad en Felipe VI, el actual rey y su hijo.
El rey emérito, titulo que ostenta desde que abdicó a favor de su hijo Felpe VI en 2014, regresó a España el pasado 19 de mayo, por primera vez desde que huyera de país en agosto de 2020, tras conocerse sus corruptelas en negocios en el extranjero y las posibles causas legales generadas por estos.
En ese momento, la Fiscalía del Tribunal Supremo le había abierto tres investigaciones: por supuestas comisiones millonarias por las obras del tren de alta velocidad a La Meca, en Arabia Saudita; por donaciones no declaradas y otra por posible ocultación de fondos en paraísos fiscales, aunque en marzo de este año fueron archivadas.
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El primer destino de Juan Carlos I en su regreso a España fue en Sanxenxo, en Galicia, al noroeste, donde se alojó en la casa de un amigo de su círculo más íntimo, para participar en una regata de vela en estos días, uno de sus deportes favoritos, en Sanxenxo y que finalizaron el día de hoy. Juan Carlos I se ha hecho a la mar, rodeado de sus amigos, y seguido por un nutrido número de periodistas, ya que su regreso ha causado un gran revuelo.
Será este lunes, el quinto día de su estancia en España, cuando se reunirá en Madrid con su hijo, Felipe VI, después de más de dos años de distanciamiento, que el actual jefe de Estado marcó respecto a su padre al conocer los negocios irregulares en el extranjero.
