Es inconcebible, increíble la postura del gobierno Federal con relación a pretender vacunar a los mal llamados “Servidores o Siervos de la Nación”, antes de hacerlo con los que realmente están en el combate al peligroso y mortal virus del Covid-19.
Es incluso hasta ofensivo siquiera pensarlo mientras que médicos, enfermeras, camilleros, paramédicos, trabajadores funerarios y demás personal que trabajan de cerca al coronavirus arriesga su vida.
Por supuesto, más que obvia es la postura ciudadana; los rumores de la población son para desaprobar la nueva intransigencia presidencial.
Es claro que en la agenda de la reunión de la Alianza Federalista, que por cierto se celebrará en Saltillo, Coahuila, será prioridad el mensaje a la Federación; el desacuerdo que expondrán los 10 mandatarios que representan a más de 37 millones de mexicanos que gobiernan en sus respectivos estados, a decir “no” a esa intención.
Aún no se digiere en Coahuila la noticia del abuso del ahora diputado local del partido Morena y ex Siervo de la Nación, Javier Cortez, que se vacunó con engaños bajo el argumento de que fue integrante de la primera línea de batalla.
Hoy es esta la pretensión de nuestras flamantes autoridades federales, pagar favores políticos con la vacuna, politizar con el tema.
Querido y respetable lector, si me pide calificar el tema, le expongo dos formas, la cordial y diplomática: “aberrante”; la coloquial, ¡qué poca madre!
Las cosas como son
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