Kabul, Afganistán. – (Agencias) Bajo extremas condiciones, miles de afganos se agolpan en el punto de control militar de Estados Unidos a las afueras del aeropuerto de Kabul.
Niños, ancianos y hasta mujeres embarazadas luchan desesperadamente por entrar y con suerte montarse en un avión que los saque de Afganistán.
Soldados de los países aliados asisten el operativo para mantener la situación bajo control ya que la desesperación suele manifestarse con mucha violencia.
Medios de comunicación en el lugar reportan ya varios muertos y decenas de personas que han tenido que ser auxiliadas tras desfallecer por cansancio.
«Cuando ven que el proceso funciona se calman, cuando pasan calor o se deshidratan, la gente empieza a molestarse”, dice Maz McMahon, sargento mayor del Ejército británico, al otro lado de las barricadas del punto de control.
“Solemos constatar que muchas de las personas que causan los disturbios no cargan mucha buena documentación, por lo que saben que desatando el caos tienen una oportunidad».
La situación es igual de angustiosa en la frontera con Pakistán, país que evacuó por aire a más de 400 personas de diferentes nacionales, incluidos afganos, este viernes.
Y aunque parezca que el tiempo transcurre excesivamente lento en las fronteras y en el aeropuerto de Kabul, los talibanes avanzan a buen ritmo con la formación de su nuevo Gobierno.
El mulá Abdul Ghani Baradar, negociador y fuerte candidato a la presidencia talibana, he llegado a Kabul el sábado para ultimar los detalles de los que será la nueva Afganistán.
Baradar, quien se desempeñó como negociador en las conversaciones de paz en Doha, Qatar, y es el probable próximo líder de Afganistán, está en la capital para consultar con «sus amigos» sobre «qué tipo de gobierno habrá en Kabul», dijo el funcionario talibán Zabiullah Mujahid a The Washington Post.
Y, agregó, que aún no se ha tomado ninguna decisión sobre qué forma tomará.
