Religión

El Evangelio de hoy 3 de Abril: “Jesús de Nazaret, que fue crucificado, resucitó”

Del santo Evangelio según san Marcos: 16, 1-7


Transcurrido el sábado, María Magdalena, Maria (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el camino se decían unas a otras:»¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?». Al llegar vieron que la piedra ya estaba quitada, a pesar de ser muy grande.

Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: «No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: ‘El irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo’ «.


Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

El silencio de los templos, signo del silencio más profundo del creyente y de la comunidad, es un silencio contemplativo.

Desconcertados por la ausencia del Señor, nuestro silencio se hace no tanto recuerdo de un pasado perdido cuanto en una provocación de preguntas que apuntan al futuro, continuando la oración de Jesús en la cruz: Padre ¿por qué me has abandonado?

Dios da su generosa y sorpresiva respuesta, resucitando a su Hijo. El amor es más fuerte que la muerte y por ello la vida de Jesús, el Hijo amado, no se ve truncada para siempre.

El Padre no quiere la muerte de Jesús, como no quiere la de ninguno de nosotros. El Padre apuesta siempre por la vida y nos libera de las ataduras de la muerte.

Por eso, la liturgia de la Vigilia Pascual que celebramos esta noche está llena de símbolos de vida: la luz, la Palabra de Dios que hace surgir la vida y la conserva con amor y con sentido, el revuelo de las campanas acompañado el canto del  gloria, el agua que limpia, refresca y regenera por doquier, la celebración eucarística que es encuentro y comida gozosa con el Resucitado, todo nos introduce en el misterio de Dios, el amigo de la vida.