Religión

El Evangelio de hoy 30 de Diciembre: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto”

Del santo Evangelio según san Mateo: 2, 13-15. 19-23

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño».

Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno.


Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

Una de las figuras que no brilla mucho en el Evangelio y que por ello se tiende a menospreciar, es la figura de san José la cual, en realidad, tiene mucho qué decirnos a todos nosotros. En este pasaje que nos presenta la liturgia de hoy vemos no solo al fiel servidor de Dios, siempre dispuesto, como María, a hacer su voluntad, sino que podemos ver además, gracias a la estructura literaria, cómo su función es cuidar de lo más valioso que tiene Dios: su Hijo y la Madre de su Hijo. José es una persona responsable que sabe lo que se le ha encargado.  

¿Cuántos de nosotros seremos como él? Pues Dios, a cada uno de nosotros nos ha encargado cosas muy importantes para Él. Nuestro cónyuge, nuestros padres, nuestros hijos, incluso nuestro trabajo con el cual contribuimos al progreso económico de nuestra sociedad, todas son cosas importantes para el Señor. Como a José, nos ha encargado que cuidemos de ellos. Para ello debemos, como José, reconocer que son cosas importantes para Dios y que seguramente nos pedirá cuentas de lo que nos ha confiado, como claramente lo revelan las parábolas que Jesús contó sobre los administradores, para saber cómo hay que cuidarlas. La Palabra de Dios es el instrumento fundamental a través del cual, Dios nos indica el camino a seguir, como lo hizo con José. 

El no tener contacto con la Sagrada Escritura es la principal causa de que lo que Dios ama y ha puesto en nuestras manos, se pierda o se arruine. Él sabe de nuestras incapacidades y por eso ha puesto en nuestras manos la Sagrada Escritura, de manera que en ella sepamos encontrar cómo tratar y cuidar al cónyuge, a los hijos y a los padres. Mucho más, si además de esto, Dios hubiera puesto a nuestro cuidado una comunidad o un ministerio, pues de todo ello deberemos responder como administradores que somos. José no tuvo miedo de hacer cuanto se le pedía, no obstante que era, en principio, una empresa peligrosa y que lo desmembraba de su casa y de su nación. Para él, lo más importante era hacer la voluntad del Señor y cuidar de su familia. Debes estar atento a Dios y seguir con claridad lo que la Escritura dice, pues recuerda que, de todo lo que se te ha confiado, se te pedirán cuentas.