LA RIADA
El dique ansía destruir la pureza.
El agua habla con gran excitación.
El Rey de la Chatarra llora dentro
de su loca impaciencia.
Rostro delgado y ávido.
Rehúsa subir al autobús local
aunque va a ser
la riada que más martillazos dará,
como un demonio,
y dejará astillas cayendo por doquier.
Todo el mundo corre a los carros.
Su vida es tan fría como el vientre
de un sapo.
Mujer, no finjas hacerte la muerta,
no recojas ni te pongas en marcha
ni vayas a un lugar más alto,
no seas una fría máquina.
Azotado por el viento, oscilo delante
y atrás como un sauce joven.
La riada se lanzará como toro enfurecido,
Rasgará, acuchillará, gritará.
¡Todo lo que poseo es tuyo si lo pides!
Estados de ánimo, abrazos, roces de labios
si se derrumba el dique y nos desenganchamos
en este mundo salvaje.