CulturaLado B

El Rey de la Chatarra, por Miguel Ángel Gómez

LA RIADA

El dique ansía destruir la pureza.

El agua habla con gran excitación.

El Rey de la Chatarra llora dentro

de su loca impaciencia.

Rostro delgado y ávido.

Rehúsa subir al autobús local

aunque va a ser

la riada que más martillazos dará,

como un demonio,

y dejará astillas cayendo por doquier.

Todo el mundo corre a los carros.

Su vida es tan fría como el vientre

de un sapo.

Mujer, no finjas hacerte la muerta,

no recojas ni te pongas en marcha

ni vayas a un lugar más alto,

no seas una fría máquina.

Azotado por el viento, oscilo delante

y atrás como un sauce joven.

La riada se lanzará como toro enfurecido,

Rasgará, acuchillará, gritará.

¡Todo lo que poseo es tuyo si lo pides!

Estados de ánimo, abrazos, roces de labios

si se derrumba el dique y nos desenganchamos

en este mundo salvaje.