Actualmente la diócesis de Saltillo abandonó totalmente la pastoral de asistencia social, principalmente en la atención a personas migrantes.
Parece ser que pese a la gran amistad que hubo entre el obispo de Saltillo Raúl Vera López, obispo emérito de la diócesis y el finado sacerdote Pedro Pantoja, quien llevó de la mano el programa de la Casa del Migrante, hoy está abandonado y quienes sufren las consecuencias , son los cientos de miles de indocumentados migrantes que llegan a Saltillo Coahuila cada semana.
Esto ha provocado que los indocumentados escapen de las autoridades del Instituto Nacional de Migración, y huyan de los atropellos de la policía del Estado de Coahuila y de los municipios y tienen que vivir en casas abandonadas, hoteles y casonas que se encuentran en la localidad.
Es la forma en que se pueden resguardar de la intemperie, de los atropellos de varios grupos de la autoridad y de la sociedad.
Evidentemente ya se ha desarrollado un proyecto de parte de la policía municipal de Saltillo y las autoridades estatales, para peinar las zonas habitacionales donde se conoce hay lugares abandonados donde estas personas llegan a pasar la noche o incluso a vivir varias semanas mientras recaudan algo de dinero para seguir su camino.
Cabe mencionar que hasta el momento a la diócesis de Saltillo ahora a cargo del obispo Hilario González, no le interesado poner en marcha ningún proyecto para recuperar lo que alguna vez fue el paraíso de descanso para miles los migrantes al norte de México.
