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Leer en silencio

La mejor manera de iniciar el día es con la lectura y si viene acompañada de un café es una buena manera para despertar. Hace unos días tuve el privilegio de leer los sonetos de William Shakespeare y es como si conversaras con una persona del siglo XVI, pudiera sonar atemporal, pero es algo que los lectores suelen gozan.

El poeta Shakespeare nace en Stratford-on-Avon el día 26 de abril de 1564, tuvo una vida normal, pero fue encarcelado en la Torre de Londres, quizá ese suceso cinceló su temperamento, la cárcel fortaleció la sensibilidad en sus sentimientos, se hizo un hombre empático y eso ayudo a que escribiera un montón de obras y entre ellas un libro de sonetos.

Escribió un libro de sonetos riticos, en sus rimas denunciaba con clarividencia lo que acontecía a su alrededor, sus cuestionamientos revelaban la transparencia de sus ojos, se puede suponer que su poesía transmitía el idealismo absurdo de su tiempo, como todos los poetas antiguos buscaba trascender y dejar una huella.

Los sonetos de Shakespeare tienen una atmosfera alegre lo que hace pensar que escribía cuando estaba contento, suponía que ese método era ideal para trasmitir optimismo e ironía en sus lectores.

Leer al poeta es un análisis retrospectivo, es como si dialogaras contigo mismo, que tú fueras el mejor crítico de tus pensamientos. En ese sentido Shakespeare aborrecía los laureles y no se jactaba de ser el mejor escritor, se alejaba de las glorias del poder, eso supone que era un hombre humilde en su esencia humana, además su poesía tiene valores como la bondad y la imaginación.

Fue un poeta que jugaba con las rimas y eso mantenía despierto su rayo creador, no usaba mascaras a pesar de que en su tiempo no fue valorado y no había empatía con su lírica, sin embargo, él seguía escribiendo y manteniendo una actitud trabajadora.

Shakespeare escribía para que las personas lo leyeran y releyeran. Decía que “más vale ser un vil que parecerlo”, ya que la gente de todas formas se equivoca al juzgar a las personas inocentes. No le gustaba que en su época las apariencias jugaban un papel preponderante en la sociedad.

Shakespeare era incluyente y detestaba las falsas modas, simplemente se dedico a escribir sobre los temas que trasmitían emociones en las personas. El sello de sus sonetos venía emanado del humanismo teatral. Lo anterior me hace suponer que fue un gran observador, se divertía jugando con las rimas de sus letras, escribía con el semblante de un rostro tierno como si fuera un niño que se asombrara durante una comedia de Aristófanes.

Después de leer los sonetos me parece que el señor Shakespeare era un enamorado de la música y de caminar por los jardines, disfrutaba de oler el aroma de las flores, no cabe duda de que era un poeta con aguda imaginación porque saboreaba los placeres de la lectura y eso le producía felicidad. Shakespeare. Las mejores poesía liricas de los mejores poetas. Es un libro de la Editorial Cervantes, traducido por Carmela Eulate, Emilio de Riquer, José Pablo Rivas y Gabriel de Zéndengui. Impreso en Barcelona, España.

“Procuro el silencio en el sitio más disparatado

el falaz interior de una moderna y funcional librería”.

-Raúl Olvera Mijares