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Momentos que sino escribimos se olvidan

La pluma de César Vallejo es como un poema, que vas leyendo a la velocidad de una canción, vas descubriendo lo que trata de decir, sus intenciones y las formas poéticas con que está plasmado.

Después de leer el poemario de Trilce, me parece que la voz de Vallejo es reflexiva, sus escritos tienen forma y pensamiento, era una persona que disfrutaba levantarse en la mañana y disfrutar del almuerzo, tomar café en familia, se puede decir que su humanismo era ejemplar porque se expresa de maravilla de su mamá.

Vallejo leía el periódico y se ponía a leer porque pensaba que el amanecer era el momento ideal para sentarse a meditar porque la mente se encuentra fresca y capta de mejor manera los conocimientos. Era un poeta filosófico, meditaba en sentido, todas las mañanas cuando despertaba sentía la curiosidad de saber que hacer durante el día, que las 24 horas tuvieran sentido.

En ocasiones las personas perder los sueños, podemos sentir como si viviéramos anclados a una cárcel sin libertad, donde quedamos sin ilusiones y vivimos la monotonía de los días, algo similar buscaba combatir Vallejo para hacer una diferencia.

Trilce, de César Vallejo. Es una obra clásica de la poesía latinoamericana, es una obra inspirada en los días del poeta en Perú, como sabemos el país inca tiene una enorme historia, hay que recordar el poeta nació en Santiago de Chusco, Perú, el día 18 de marzo del año 1892. “Hubo un día tan rico el año pasado…! / que ya ni sé qué hacer con él.”

Se puede decir que su poesía buscaba el equilibrio, jugaba con sus observaciones, en sus paisajes hay gallinas y barcos de papel, su vida estaba destinada a viajar por los caminos de la escritura, de hecho, murió en París el día 15 de abril de 1938.

Vallejo era un poeta que disfrutaba los silencios de la lectura, una persona que soñaba en ser un mejor ser humano. En uno de sus poemas describe las aventuras de las calles, esos instantes del vagar y caminar sin rumbo, para él eso era un enorme placer, disfrutaba de encontrarse con gente nueva y entablar diálogos imaginarios.

La pluma de Vallejo fue original y puso énfasis en la poesía libre, figurativamente era como un pintor que dibujaba en plazas públicas, plasmaba sus observaciones, describía la felicidad que tienen los niños para jugar, criticaba que en ocasiones los adultos no nos damos el tiempo para convivir con los infantes.

Vallejo nos recuerda que la poesía es un medio para escribir los sentimientos, hablar los miedos, las insatisfacciones, los instantes de ocio y los momentos de amor. La pluma del poeta es un encuentro con los libros de las bellas épocas, esas que nos traen recuerdos, autobiografías de personas que hoy no están, pero dejaron una huella. Habla de esas anécdotas que producen alegrías y sufrimientos, de los amaneceres lluviosos, todo eso lo plasma en Trilce, eran como presentimientos de melancolías.

Escribe por ejemplo como eran sus almuerzos con sus padres, se reía de todo, disfrutaba de escuchar el piano y cabalgar en su caballo, describe las costumbres de las mujeres de su época.

Vallejo pintaba desde ese tiempo que publica Trilce, en el año de 1922, los matices de la poesía del siglo XX. “Y sin embargo, los muertos no son, no pueden ser / cadáveres de una vida que todavía no han vivido. / Ellos murieron siempre de vida.”

Trilce, de Vallejo. Consta de 126 páginas, está impreso en Buenos Aires por la editorial Losada. Es una obra que el poeta empezó a escribirla en el año de 1918, tiene exactamente cien años, desde entonces es un clásico para los lectores de poesía.

La poesía sigue siendo una forma de decir con alegría y sinceridad lo que pensamos de los días, es una comunicación con los instantes, momentos que sino escribimos se olvidan, por ejemplo, un atardecer en familia, unas vacaciones con los hijos, entre otras cosas. Lo esencial es decir las cosas de forma sencilla, se puede suponer que los tiempos no son los mismos, pero la poesía es eterna y como tal debe disfrutarse. historiador82@yahoo.com