CulturaLado B

Una pequeña historia curiosa

“He cruzado océanos de tiempo para encontrarte”. Bram Stoker

Había una vez dos niños rijosos y agresivos en una escuela, nadie quería desafiarlos porque eran buenos en el combate y hasta en peleas callejeras. Cada vez que salían de la escuela buscaban pleito a los alumnos indefensos, generalmente las disputas eran en un callejón que estaba por una iglesia cercana a la escuela.

Había una estudiante que se llamaba Rita, se distinguía por defender las causas justas, era una estudiante intelectual, usaba falda y blusa para ir a la escuela, además que nunca se quitaba sus lentes de aumento. Sin embargo, cuando salía de la escuela corría rápido a su casa para ponerse un pantalón de mezclilla y disfrutaba de trepar árboles.

Un día su amigo Lewis llego hacia ella llorando y cabizbajo, resulta que le habían robado su cachucha de Sherlock Holmes, como era un joven gordito no pudo hacer nada ni alcanzar al malhechor de los estudiantes. Él era huérfano de padres porque ellos murieron en un accidente automovilístico y desde pequeño se fue a vivir a la casa de su tío.

Rita y Lewis eran muy buenos amigos y disfrutaban las aventuras, caminaban por los lugares antiguos, era una amistad fortalecida en confianza, ambos se contaban secretos. En una ocasión entraron a la casa del bisabuelo de Lewis, descubrieron un cofre antiguo, como los que usaban los piratas para guardar tesoros.

Resulta que se dieron a la tarea de abrirlo, batallaron un poco, pero para sorpresa de ellos no había oro, solo reliquias, libros antiguos, una espada de otra época, pero había una rara moneda de la suerte con poderes prodigiosos.

Lewis pensó que esa moneda le ayudaría a bajar de peso y se pondría fuerte para poder derrotar a sus enemigos y en especial al joven que le robo su gorra de Sherlock Holmes. Lo cierto era que nada de eso pasaba, él seguía comiendo Hot Dog, Hamburguesas, Pizza y bebiendo Coca Cola. Era casi imposible que su peso fuera ideal, obvio que había que esforzarse.

Rita y Lewis tenían confianza en los poderes de la moneda, ambos decidieron que fuera Lewis quien portara la moneda como amuleto de la suerte. Una vez que el chico traía su moneda empezó a sentirse fuerte y valiente, sintió deseo de vengarse de Woody, el chico que le había robado su gorra de Sherlock Holmes, además que ya estaba cansado de los abusos, ya que hasta ratones muertos le metían en su mochila.

Lewis confiaba en su moneda mágica. Se armó de valor y acudió a buscar al ratero Woody, teniéndolo frente a él, de un puñetazo lo noqueo. Al principio se alegró, pero luego se preocupo porque su moneda amuleto lo estaba haciendo agresivo. Incluso en los juegos y en las apuestas era el ganador, era como si la suerte le sonriera.