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Araceli Rodríguez Sierra, la mamá guerrera

Araceli Rodríguez Sierra se considera una mujer optimista, alegre, soñadora, solidaria, empática, y muy bendecida por Dios.

Tiene razones de sobra para ello, y más después de haberse hecho a la idea de que no podría convertirse en mamá, debido a que se le diagnosticó útero infantil, y después, cuando llegó a creer que dejaría a sus hijos en la orfandad, luego de que se le detectó cáncer de Colon.

“Desde mi adolescencia tuve problemas de salud menstrual. Muy irregular, mucho dolor, por lo tanto, siempre fui al médico; ya joven me diagnostican útero infantil, “no creció”, clínicamente era una malformación congénita, pero realmente era perfecto”, platica.

“Por lo tanto tenía pocas posibilidades o nulas de ser madre -suspira- … Me caso, tengo tres hijos, dos mujeres y un hombre: Palmira Alejandra, Jesús Antonio y Karla Monserrath Celestino Rodríguez”.

Su ilusión por ser madre de familia era mucha, así como su temor de abortar tras su primer embarazo, pues presentaba síntomas para ello.

“Sólo en mi primer embarazo hubo muchos cuidados por síntomas de aborto, mi segundo embarazo fue normal; mi tercer embarazo lo padecí con problemas gastrointestinales e inflamación de piernas”, relata, “mis hijos llegaron en las fechas indicadas por cesárea, su peso fue de 3.800, 2.150, y 3.600 kilos”.

Para su tercer embarazo Araceli Rodríguez padeció mucho malestar, pues le diagnosticaron colitis aguda; al nacer su hija todos aquellos síntomas aumentaron, ya con sangrado rectal, recuerda.

La peor de las noticias llegó después: le diagnosticaron cáncer de Colon, con muy pocas posibilidades de sobrevivir.

No obstante, no se rindió. Encontró en sus hijos el valor para someterse a varias cirugías consecutivas, ya con el antecedente de tres cesáreas.

“Me sometí a quimioterapias, radiaciones. Fue un verdadero viacrucis. Mis hijos muy pequeños, sólo veían a mamá siempre enferma, pero ellos fueron y son mi inspiración”, señala conmovida al tiempo que una lágrima se asoma a sus ojos.

“En aquel tiempo tuve que luchar y aceptar la enfermedad, porque se tiene que aceptar para poder tomar decisiones sobre mi cuerpo. He tenido dos recaídas más otros padecimientos consecuentes, más soy una consentida del creador del universo y le agradezco estar en el aquí y ahora”, expresa.

“Ya me contaban como activo fijo de los hospitales”, bromea, “procuré sólo hacer cama cuando mi cuerpo realmente no respondía. Siempre lucí bella, bonita, aún con mi cuerpo deteriorado.

“Nunca quise que mis hijos me vieran desmejorada, había que atender a tres pequeños y empezar a apoyar a mi esposo en lo económico, y emprendí una tortillería, la tuve nueve años”, platicó.

Sin embargo, la enfermedad la hizo recaer y la obligó a cerrar el negocio; pese a ello, la vida le ha brindado opciones, le queda claro.

“El ser divino me da otra oportunidad. Emprendo después con mi hijo el negocio de comida “Tino’s Pizzería», que vamos para siete años”, señala.

“Mis hijos ya son profesionistas, trabajadores, responsables; yo, con mi compañero de vida a mi lado siempre, estoy por cumplir mis 50 años y muy agradecida con el creador por mi vida y la de los míos”, finalizó.