Cultura

La lectura es el camino, por «tigrillo» Vallejo

Le decía, —Panchito no deje de estudiar, la lectura es el camino al éxito. Estoy seguro de que usted será un buen mexicano—. Recuerdo que cuando murió mi maestro el nigromante, escribí un discurso desde el fondo de mi corazón, ahí en río Sena le estuvo leyendo en voz alta aquellas líneas inspiradas en el más puro patriotismo. Le confesaba a Panchito que su vida masónica le dejo un legado de fraternidad y valores. Madero, sonreía y le comentaba que porque era un enamorado de las francesas. Altamirano, le respondía que todos los hombres tienen una debilidad, en su caso eran las mujeres. Entre absurdas ironías los dos mexicanos vivían con intensidad, pero el joven estaba alimentándose de sabiduría política.

Puedo confesar que siempre me he sentido un bandolero como el Zarco, siento que es la mejor metáfora que escribí. Los malvados buscan la belleza, combaten el ego y mi erudición fue algo que redacte en mis historias. En aquellas épocas las costumbres y la ley era algo que se había olvidado. En esa historia me sentía un joven, además siempre me sentí un escritor distinguido y el personaje del Zarco me permitió jugar con la imaginación, sentirme un bandido que eligió a la mujer más bella de México. En ese sentido, me sentía un pájaro con libertad.