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Tsundoku, acumular libros que luego no leen. Por Javier «Tigrillo» Vallejo

Es una costumbre que tienen ciertos compradores de libros, compran por placer y luego bajo miles de pretextos no vuelven a abrir los libros. En lo personal pienso que hay personas que buscan en las cafeterías un pequeño refugio para distraerse y conversar con amigos. Un lugar para leer en la tranquilidad de los pensamientos. Ese espacio debe ser ideal para extraviarse en el laberinto de la lectura. Había un librero que acudía todos los días a la misma cafetería para leer el periódico y disfrutaba la soledad. Acostumbraba a recomendar libros, decía que no tenían guerras y eran ventanas de ilusiones.

Las bibliotecas parecen cementerios olvidados. Los libros están desapareciendo y las termitas son las más felices. Tal vez no sea correcto que recomiende libros, pero hay una obra que se titula: La biblioteca de los libros rechazados, por David Foenkinos. Con gusto les anexo una bella cita: “Unas pocas palabras podían cambiar un destino”. David Foenkinos

La historia inicia de la siguiente manera, la narra en palabras coloquiales, espero les guste.

Un escritor que vivía en París llevaba una vida triste porque ninguna editorial quería publicarle. Era una época posterior a la Segunda Guerra. En esos aires de pólvora, conoció por accidente a una joven alemana que hizo su esposa sin conocerla. Fue por ayudarla. La muchacha tenía una buena crianza, pero nunca supo quiénes eran sus padres. No estaban en casa y cuando creció fue internada en una escuela de monjas. Era una existencia no grata para recordar, sus padres sirvieron a Hitler. Al descubrirlo desertaba y viajaba a París.

Nunca imaginaba que el destino le socorriera con un escritor. Se hicieron esposos y ambos buscaban sosiego. Ella lo deja porque pensaba que él no la amaba y va en busca de nuevos horizontes. Se daban un abrazo y por dentro deseaban estar juntos, pero era más grande su timidez. Algo valioso fue que la protegió, incluso trabajaron en un restaurante. Era la mesera y él charlaba con el cocinero. De hecho, el escritor, ahí escribió su mejor novela. El problema fue que no la firmo con su autoría y ponía como autor al pizzero, que nunca había agarrado un libro. “Eligió a la persona más anodina del pueblo para que lo representara: Henri Pick”.

Con el paso de los años ese libro quedo abandonado en La biblioteca de los libros rechazados. “Se percató de que su existencia la componían varios trozos sueltos”. La historia cobra relevancia cuando una pareja que trabajaba en una editorial encontró un libro raro en una biblioteca cercana a París. Les gusto y lo publicaron. A los pocos meses la publicación los llevo al éxito. A las personas de Francia les encanto la historia y el enigma del pizzero. Con el tiempo la relación de eso editores concluye, él por su parte sigue en la búsqueda de la verdad y descubre que ese libro no fue redactado por el pizzero.

Un libro inspirado en la alemana. Fue el amor de un escritor tímido. Escribió ese libro para que algún día lo leyera y pudieran unir sus vidas. Eso sucede en las personas románticas, en ocasiones no se atreven a revelar sus sentimientos. Habían pasado muchos años y la señorita alemana ya era una anciana. Cuando escucha la historia del Jean-Pierre Gourverc, su amado ya había muerto. El investigador le da lectura en voz alta. Lloraba y le decía que ese escritor le hizo el favor de casarse para que no la deportaran. Fue un caballero y existía un sentimiento mutuo.

La timidez de él hizo que ella lo dejara. Había sido una madre soltera porque un italiano solamente le hizo un hijo. Tuvo que luchar para darle una educación y forjarlo en valores. Perdió su vista lentamente, hasta quedar ciega. Su hijo estudio opera y la apoyaba económicamente. La biblioteca de los libros rechazados, de David Foenkinos. Es un libro de laberintos por sus múltiples historias, alegóricamente es como si te encontrarás un libro en el cementerio de Montmartre.

No debemos olvidar que los libros valen y tienen vida si nos damos tiempo de leerlos. No es necesario tener muchos sino pocos pero que sean los ideales. Lo más importante es leer temas que sean adecuados a una necesidad, puede ser algo referente al oficio, libros de ocio, lectura por placer, cosas de historias como biografías, etc. No olvidemos que pueden decir que los libros no valen la pena, que no es necesario gastar, pero siempre es ideal sembrar lectores en la familia. Comprar libros como dicen los nipones no debe ser un hábito de acumular sino más bien una necesidad de leer.

Por Javier «Tigrillo» Rdz. Vallejo

Los libros tienen vida y el destino que mejor tenga su lector.
Saltillo, es una ciudad que cuenta con pocas librerías de viejo, sin embargo hay librerías que venden obras a bajo costo. Lo importante es que el lector compre un libro con base a su olfato libresco. Nunca debemos recomendar libros, que cada persona sea libre de forma libre.