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Descubre por qué comer rápido engorda

Engullir, masticar poco y rápido, se está convirtiendo en una cuestión de salud debido a que los expertos están detectando que es el inicio de muchos trastornos. En el presente artículo, te daremos todos los detalles.

Esto es lo que le sucede a tu cuerpo cuando comes rápido y no masticas bien

1. Se hincha tu vientre: si no masticas lo suficiente, la comida llega a tu estómago en trozos grandes, por lo que no se digiere bien y acaba causando distensión abdominal, flatulencia y pesadez. En cambio, si los alimentos están bien triturados, las bacterias intestinales que los fermentan en el colon pueden hacer mejor su trabajo. Asimismo, al masticar muy rápido, tragas más aire de lo normal.

2. Tu digestión empeora: este proceso empieza realmente en la boca. Si no masticas bien lo que comes, el estómago se ve obligado a gastar más energía y a producir más jugos gástricos para digerir los alimentos.

3. Te cuesta sentirte saciado: nuestro cerebro segrega unas hormonas para indicarnos que ya comimos suficiente. Sin embargo, desde que te sientas en la mesa hasta que se libera la primera de las señales de “parar”, pasan unos 20 minutos. Por eso, si comes rápido tu estómago no tiene la oportunidad de «indicarle» a tu cerebro que se está llenando y él no te envía la orden de detenerte.

4. Más rapidez, más obesidad: las personas que comen rápido suelen tener un índice de masa corporal más elevado. Por otra parte, un trabajo de la Universidad de Kyushu en Fukuoka (Japón) afirma que ralentizar el ritmo de masticación puede ayudar a bajar de peso a lo largo de los años.

5. Más riesgo de síndrome metabólico: quienes lo padecen, tienen más posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares y renales, diabetes tipo 2 y problemas de circulación en las piernas.

6. Hasta tus defensas empeoran: un estudio descubrió que, curiosamente, la masticación estimula un tipo de célula inmune (la Th17), la cual puede aumentar la protección contra infecciones bacterianas y por hongos en la boca.

7. «Malgastas» nutrientes: cuando dedicas tiempo a masticar, el alimento se impregna de las enzimas de la saliva, que comienzan a descomponer el alimento y favorecen la absorción de nutrientes. Un estudio demostró que las personas que mastican un puñado de almendras al menos 40 veces asimilan mejor sus nutrientes.

8. No percibes sabores: la saliva permite que las partículas sápidas (responsables del sabor) de los alimentos activen las papilas gustativas. Cuanto más se trituren los alimentos, más partículas se liberan. Conviene masticar los alimentos hasta que hayan perdido su textura.

Entonces… ¿cómo debo masticar mi comida?

Si los trozos de comida que llegan al estómago son grandes, muchas de las funciones básicas no sucederán. En cambio, masticar despacio, de forma consciente, proporciona al cerebro el tiempo suficiente para que envíe las señales adecuadas, de modo tal que el organismo entienda que debe prepararse para digerir los alimentos. 

1. Masticas y «piensas»: el cerebro comienza a liberar hormonas y activa receptores que se encuentran en el estómago, para que este empiece a producir ácido clorhídrico y otras sustancias que ejecutan la digestión.

2. El páncreas se prepara: también das tiempo al páncreas para que esté listo para iniciar la secreción de enzimas y jugos pancreáticos, esenciales para el proceso digestivo.

3. Se relaja el estómago: la masticación relaja el píloro (esfínter del estómago que controla el paso de los alimentos de allí hacia el intestino delgado), para que el bolo alimenticio pueda seguir su curso con facilidad.

Conviene masticar hasta que se licúe el bocado y el alimento haya perdido su textura. La mayoría de estudios sugieren hasta 40 veces. Además, si sigues este consejo, también estarás cuidando tu peso. Se demostró que, si masticas unas 30 veces cada bocado, en lugar de hacerlo solo 10 o 15, tomas hasta un 10% menos de calorías.