Atenas, Grecia. – (Agencias) Ha sido una semana apocalíptica para Grecia, los bomberos todavía luchan por apagar los incendios forestales en la región de Ática, especialmente en el norte de Atenas.
Este domingo decenas de focos seguían activos, aunque notoriamente reducidos, gracias a los esfuerzos de los bomberos.
Sin embargo, la pesadilla se traslada a la isla de Eubea, donde el fuego sigue aumentando a sus anchas, destruyendo miles de hectáreas de bosque virgen.
Las imágenes en Eubea son de desesperación, con cientos de personas intentando huir mientras otros tantos se quedan con el fin de salvar sus hogares en un escenario sofocante, con un cielo apocalíptico en el que en una tarde de agosto no se puede ver el sol.
El Gobierno ha redoblado sus refuerzos en la isla con el envío de 17 aviones cisterna, pero la extinción de las llamas es extremadamente difícil por la fuerza del viento y el denso humo, que dificulta la visibilidad.
En la tarde del domingo Francia, Croacia y España enviaron aviones a Eubea para apoyar las operaciones de Grecia. Los vecinos de la isla, desesperados, han acusado al gobierno de priorizar la región capitalina de Ática y dejarlos a su suerte.
«Estamos en una situación trágica. Estamos en manos de Dios. Hacemos lo que podemos con nuestros propios medios porque el Gobierno está ausente», expresó Giannis Selimis, habitante de la isla. Mientras que Constantinos Triantafyllou, un jubilado de 75 años agrega:
«Los incendiarios han quemado nuestro paraíso. No tienen vergüenza».
Las autoridades sospechan que algunos incendios iniciaron por la quema ilegal. Este domingo 4 personas fueron detenidas en el norte de Atenas por intentar provocar fuegos, dos de ellos son menores de edad.
No obstante, la prioridad del Gobierno es evacuar a la mayor cantidad de habitantes de la isla, la segunda más grande de Grecia.
Alrededor de 3,000 personas han sido alojadas en hoteles y polideportivos, otras han sido evacuadas en barcos privados o de la Guardia Costera.
Hasta la fecha, el fuego ha dejado una víctima mortal. Un hombre de 38 años que murió a raíz de las heridas provocadas por la caída de un poste eléctrico de alta tensión mientras participaba como voluntario en la extinción de un incendio en Atenas.
El teniente general del cuerpo de bomberos, Nikos Diamandis, aseguró hoy que la carga térmica es tan alta en Eubea que comparó la extinción con «verter agua sobre la lava de un volcán».
