Internacional

Caos en urgencias extrahospitalarias, renuncias en bloque

El caos provocado por el plan que la mayoría de los trabajadores de la salud no cree, y que consiste en reabrir los mismos centros que existían antes de la pandemia, pero con la mitad de los trabajadores

Madrid, España. – (Agencias) Se cae la organización sanitaria de la atención primaria en Madrid. El sindicato de médicos Amyts ha convocado a una huelga el próximo lunes, que viene a sumarse al caos de los 78 centros sanitarios de 24 horas que llevan una semana reabiertos, sin médicos, enfermeras o cuidadores, o ninguno de ellos, según escribe el diario español El País.

El caos provocado por el plan que la mayoría de los trabajadores de la salud no cree, y que consiste en reabrir los mismos centros que existían antes de la pandemia, pero con la mitad de los trabajadores, se suma ahora las renuncias en cascadas en las direcciones de Atención Primaria.

Todos los miembros de la Dirección Asistencial Sudeste de Madrid (hay 7: norte, noroeste, este, sureste, sur, oeste y centro) presentaron en bloque su renuncia ante el desastre de la reapertura de las urgencias extrahospitalarias, que afectó a los 40 antiguos Servicios de Atención Rural (SAR) , y que ahora también tiene que ocupar, además de sus centros, los 37 más antiguos Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP), cerrados durante la pandemia.

Se trata del director médico, la directora de enfermería y los seis responsables de los centros de salud del sudeste que, en definitiva, son los que responden ante los directores de los centros de salud de esta zona, que abarca los municipios del sudeste de la comunidad, alrededor del eje de la carretera Nacional III, el Corredor del Henares y de los distritos de la capital de Moratalaz, Retiro, Puente de Vallecas, Villa de Vallecas y Vicálvaro. Están completamente superados por la situación provocada desde el 27 de octubre, cuando arrancó el nuevo plan. La dimisión fue inscrita en bloque por registro.

De acuerdo con fuentes de la Consejería, el resto de las direcciones asistenciales llevan días analizando hacer lo mismo. El jueves, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, consiguió, en una reunión de urgencia, frenar al menos unos días la cascada de renuncias con la promesa de que “van a intentar” mejorar el plan actual. La sensación interna es que el plan marcha producto de la improvisación. El consejero de Sanidad ha admitido que se ha reunido con el equipo que renunció y ha asegurado que se ha recogido “cuál es su sentir” y les han abierto “las puertas” para volver siempre que quieran.

Enrique Ruiz Escudero (i) e Isabel Díaz Ayuso (d)

Sin embargo, fueron las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que culpó a los sanitarios que renunciaron de generar un boicot, que han terminado por ponerle más fuego a un ambiente de por si ya caliente en Atención Primaria. Incluso este jueves, también se conoció renuncia de forma voluntaria de la gerente adjunta de Asistencia Sanitaria de Atención Primaria, Nuria Fernández de Cano.

De acuerdo con el diario El País, Fernández de Cano aseguró que su decisión era “irrevocable” ante la “imposibilidad de seguir ejecutando las instrucciones que se reciben por parte de la gerencia” de Atención Primaria.

El nuevo plan de las urgencias extrahospitalarias, puesto en marcha hace ocho días, ha sumido en el caos a toda la atención primaria, de por si ya saturada desde antes de la pandemia. De hecho, datos recientes publicados por el Observatorio de Salud Mental del Colegio de Médicos de Madrid (Icomem), tras realizar una encuesta a los médicos de atención primaria y urgencias extrahospitalarias, muestran unas cifras desoladoras de los profesionales.

Casi el 92% de los facultativos indican haber sufrido o sufrir agotamiento emocional, el 86% el síndrome de despersonalización (cuando se empieza a notar menos empatía por los compañeros y los pacientes) y el 73% una baja realización personal. Esos números hablan del conocido burnout o desgaste profesional.

Todas estas circunstancias han provocado un aluvión de quejas por acoso laboral, presiones fuera de lugar y llamadas a altas horas de la noche que han tenido que gestionar los propios responsables de las áreas asistenciales, que han visto cómo en una semana la situación ha empeorado mucho más de lo que ya estaba.