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Petróvich Troekúrov era un cacique ruso

Petróvich Troekúrov era un cacique ruso que poseía enorme riqueza en tierras y sirvientes, era un tipo con poca cultura, la mayoría de las personas lo complacían por adulación, su vida giraba en fiestas y en cosas pecaminosas.

En todo pueblo hay hombres rectos, ahí vivía un teniente retirado que se llamaba Dubrovski, era un tipo orgulloso y noble, siempre levantaba la cabeza ante los obstáculos, en su juventud se había casado por amor y fue padre de un varón, luego su esposa muere, él se hizo responsable del niño y cuando se convirtió en joven lo envió a estudiar a San Petersburgo.

Ambos personajes antagónicos se respetaban, habían coincidido en la infancia, forjados en la misma escuela, luego como militares también libraron batallas, ya retirados los dos salían juntos de cacería, el cacique respetaba a Dubrovski, pero un mal día se burló de él, ya que tenia pocos perros para salir de cacería, lo deja solo y le escribe una carta diciéndole que no volverá a cazar con él y que su dignidad es noble de la rancia estirpe.  

La carta causa la discordia en esa vieja amistad, Dubrovski fue perdiendo el respeto en el pueblo, las personas cometían fechorías en sus tierras, pero capturó a los malhechores y les dio una lección. Como eran trabajadores del cacique, éste pensó en buscar la forma de fregarlo. Cito a un abogado que se distinguía por la artimaña de comprar jueces, le dijo que necesitaba quitarle las tierras a Dubrovski, que él se las había vendido al padre de éste pero que en un incendio se había destruido.

Las gestiones al poco tiempo prosperaron, ambos fueron citados por el juez por el litigio de tierras, en la sentencia Dubrovski pierde sus tierras, luego de eso cae en depresión y en mala salud, la señora de limpieza le envía una carta al hijo que tenía, le explicaba los motivos de la enfermedad de su padre y le solicitaba su presencia.

En el camino el hijo de Dubrovski recordaba con alegría su infancia y su pasado cuando jugaba con la hija de Petróvich, ya al llegar a sus tierras los perros le ladraban y luego lo reconocieron moviendo la cola de felicidad, él entro a su casa y abrazo fuertemente a su moribundo padre que por poco se cae. Sin embargo, a los dos días muere su papá, fue sepultado estoicamente.

Luego del entierro el joven regresa a su casa y ahí lo esperaban el jefe de la policía y el abogado, le entregaron un documento donde decía que desalojaran la vivienda y entregaran las tierras para evitarse problemas con la ley. No tenía otra opción que entregar la casa de sus padres, una nostalgia invadía el rostro del joven Vladímir Dubrovski, sabía que debía entregar la casa antes del amanecer y dejarla en manos de los culpables de la muerte de su padre.